Clara Isabel Arribas Cerezo, entre el pigmento y la luz. (fragmento)
Anna Adell
Las pinturas de Clara Isabel Arribas Cerezo se resisten a tomar partido entre el signo y el significado, entre la presencia y el efecto óptico, entre la luz y el color, la contemplación y la memoria. Se definen como intersticio entre estas dualidades a través de las que discurren los parámetros perceptivos contemporáneos.
En sus lienzos se solapan múltiples niveles de lectura que hacen dialogar las indagaciones cognitivas del arte cinético y de la abstracción formalista de los años cincuenta con las derivas del arte digital. Las cuadrados encajados entre sí nos recuerdan algún tipo de codificación magnética o electrónica. Entre sus barras adivinamos siluetas componiendo escenas que no logramos descifrar.
Al emular con pigmentos la saturación lumínica de las imágenes digitales la artista enfatiza el juego dialéctico entre materia y energía, entre lo físico y lo virtual, entre la representación y el simulacro.(...)
En sus lienzos se solapan múltiples niveles de lectura que hacen dialogar las indagaciones cognitivas del arte cinético y de la abstracción formalista de los años cincuenta con las derivas del arte digital. Las cuadrados encajados entre sí nos recuerdan algún tipo de codificación magnética o electrónica. Entre sus barras adivinamos siluetas componiendo escenas que no logramos descifrar.
Al emular con pigmentos la saturación lumínica de las imágenes digitales la artista enfatiza el juego dialéctico entre materia y energía, entre lo físico y lo virtual, entre la representación y el simulacro.(...)